lunes, 26 de septiembre de 2011

Enseñando inglés a los españolitos

Una de las mejores experiencias jamás de mi vida fue cuando me fuí a Madrid, España, para aceptar el cargo de profesor auxiliar de inglés en un colegio de primaria bilingüe durante el curso 2005-06.


Hasta aquel momento, nunca me había imaginado que un filipino por sangre y por nacimiento como yo, fuera selecionado para enseñar la lengua anglosajona a los descendientes de los antiguos colonizadores de mi país nativo.  (Bueno, la educación estadounidense sí que me ayudó en este caso)


¡La verdad es que los españoles de hoy están locos del inglés!  Y si no por sí mismos, entonces para que sus hijos lo aprendan cuanto antes.  La razon es indiscutible--el inglés se ha convertido en la lingua franca de Europa.  Que seas un francés en Dinamarca, una italiana en Polonia, o un suizo en Bulgaria, si no dominas el idioma nativo en cualquier país, acabarás utilizando el inglés.

Así que en mi humilde opinión, si eres filipino que quiere aprender español, primero es menester que domines el inglés.  Y eso lo digo sin ningún prejuicio, ya que a mí me suena mejor la lengua de Cervantes que la lengua de Shakespeare.  


Al final, esta experiencia con los niños me dio mucha satisfacción.  Más que los años anteriores currando en la bolsa mercantíl de Chicago, haciendo al rico más rico.  Conocí a los españoles y ellos me conocieron a mí.  Fue, en efecto, un ejercicio de la diplomacia pública.  Es decir no la diplomacia entre funcionarios de varios gobiernos o estados, sino el intercambio diario con los civiles, con la gente común.  Por parte de los españoles, creo que al principio les sorprendió más, pues tenían delante de ellos a un filipino representando los Estados Unidos de América, la primera potencia mundial--su lengua y su cultura.  Y puedo confesar que este experimento tuvo un resultado excelentísimo.  Entre nosotros rompimos muchos estereotipos.              

Hasta la proxima...